En la ciudad de los anillos, Santa Cruz, dos jóvenes, Alejandro y Sebastián, se unieron por un
sueño compartido: redefinir la forma en que el arte era percibido en su ciudad natal. Con un espíritu rebelde intentando salir de su zona de confort y así queriendo dejar una huella en el mundo y revivir almas muertas. 

Alejandro, con su creatividad, y Sebastián, con su talento empresarial, exploraron los rincones de la moda en América y Europa. Inspirados por la diversidad, la originalidad y las historias que encontraron para cada prenda, decidieron crear algo único. En lugar de depender de marcas reconocidas como Nike, Adidas, Burberry, Dickies, Dior o Prada, optaron por diseñar su propio camino. Cada prenda de amrude lleva el sello distintivo de su visión, convirtiéndose en una obra que refleja autenticidad, identidad y creatividad.

Así nació amrude, no como una simple tienda de ropa, sino como un acto de fe y rebeldía. Fue un salto al vacío que ellos decidieron dar cuando entendieron que la imaginación tiene forma. No tenían todas las respuestas, pero sí una certeza: que los sueños no se esperan, se construyen.

Desde el principio, enfrentaron dudas, errores y obstáculos. Pero también conocieron a personas
que les recordaron que ser creativo es más que hacer arte: es hacer que las cosas pasen. Fue así como este proyecto se convirtió en un homenaje a quienes los inspiraron — sus padres, sus hermanas y sus amigos—y una carta abierta a todos los que todavía creen en la magia de imaginar algo distinto.

amrude es ahora un universo en expansión. Una marca. Una campaña que juega con el tiempo,
las pistas y la historia. Un juego donde el “jaque mate” no es el final, sino el principio de una nueva visión. Desde el siglo pasado hasta el próximo, entre flores, pistas, cartas y desfiles, todo está conectado bajo un mismo mensaje: la creatividad como revolución silenciosa.

Hoy, amrude es un lugar para los que se atreven. Para los que ya no quieren encajar, sino crear. Para los que entienden que la moda no es una industria, es un lenguaje. Y que el estilo, cuando nace desde el corazón, puede ser la forma más honesta de rebelarse sin gritar.